miércoles, 27 de marzo de 2013

El compromiso del cofrade, testimonio de fe (I)

Manuel Toledo Zamorano

El Catecismo de la Iglesia Católica en el capítulo que dedica a la dignidad de la persona  dice que “las virtudes humanas se arraigan en las virtudes teologales, ya que éstas se refieren directamente a Dios, disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad y tienen como objeto a Dios, Uno y Trino.”

Es el misterio del amor de Dios el que nos interpela a actuar, desde un amor vivo en lo hondo de nuestro corazón. Es un amor que nos lleva a entregarlo a los demás, por lo que sin la presencia en nuestro interior de la fuerza del Padre es imposible que seamos capaces de adquirir un compromiso que lleno de fe, cargado de esperanza e irradiando caridad haga que el cofrade esté en este mundo actuando al lado del que necesita del amor de Dios.

Pero, ¿qué significa ser cristiano hoy en día, en este momento histórico que nos ha tocado vivir y que está impregnado de un sentido laicista que pretender que lo religioso quede relegado a un segundo plano?

Ser cristiano no es simplemente hacer el bien y evitar el mal. Ser cristiano es seguir a Jesús de Nazaret, continuar su camino, “proseguir su obra, perseguir su causa y conseguir su plenitud”.

Seguir a Jesús supone reconocerlo como Señor, aceptar su proyecto de vida, proseguir su estilo evangélico, formar parte de su comunidad y vivir bajo la fuerza del Espíritu.

Seguir a Jesús implica aceptar y comenzar  a vivir todo esto, por eso en este artículo veremos cómo debe ser el compromiso del cofrade desde la fe en Dios Padre, lleno de esperanza e irradiando caridad para con el hermano.

La fe cristiana es un compromiso total para vivir, según Cristo nos enseña, el doble mandamiento del amor a Dios y el amor al prójimo.

La fe del cristiano debe ser una fe operativa ya que una fe sin obras es una fe muerta.

La fe compromete la vida entera del hombre, pero el compromiso se traduce en obras concretas, Las obras del creyente son la consecuencia, la expresión y la ratificación necesarias de la fe.

El cristiano debe ser una persona que presenta coherencia entre fe y vida, entre evangelio y cultura, para así cumplir con fidelidad sus deberes temporales, guiados siempre desde el espíritu evangélico...

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