Que los americanos tienen poder para transmitir lo suyo a los demás es algo sabido por todos, ya que con su potente marketing han sido capaces de, en pocos años, introducir en la mente de los niños y jóvenes una fiesta pagana, satánica e impropia de nuestra tierra, la dichosa fiesta del "jalouin". Por cierto, lo escribo así porque no soporto tantas calabacitas y esqueletos dando vueltas alrededor de nosotros.
Es cierto que en parte los propios comercios han tenido que ver con la implantación de esta fiestecita, ya que es negocio y sirve para rellenar las mermadas arcas de la tienda o negocio, pero, Señor mío, a costa de los más inocentes que con chucherías y disfraces son engatusados y llegan a celebrar una fiesta propia del culto a Satán.
No es algo típico de nuestra tierra. Es una americanada que traída de tierras alejadas se está implantando entre nosotros gracias también a los libros de texto de Inglés ya que en todos viene un "aparte" dedicado a este lamentable "temita".
En fin mi más rotundo NO a la fiesta de Halloween. Ya está bien de maltratar los cerebros de los menores a los que ni les va ni les viene, ni saben de qué va. Es sólo un momento para el disfraz, las chucherías y el cachondeo hispano, con una fiesta no hispana.
Hay que reivindicar lo autóctono y propio de nuestra tierra y dejarnos de "préstamos festivos" que no nos llevan a nada, salvo al consumismo y a hacer el tonto por la calle o por cualquier otro sito, véase, los gimnasios.
Como católico comprometido, no apoyo para nada una fiesta en la que se da "culto" a un dios de muertos y en donde se olvida que el Dios de la vida es el que nos llena de gracia para seguir viviendo.
Como católico comprometido, no apoyo para nada una fiesta en la que se da "culto" a un dios de muertos y en donde se olvida que el Dios de la vida es el que nos llena de gracia para seguir viviendo.