Manuel Toledo Zamorano
Han pasado los meses estivales, el curso ya ha empezado sin grandes sobresaltos y, en fin, todo comienza a ser "normal". Una normalidad llena de cambios en todos los ámbitos de actuación de nuestra vida, desde la educación, pasando por la política, la sanidad, etc...
Hemos comenzado una nueva etapa en nuestra vida, parece que para los que nos dedicamos a la enseñanza, con el curso empezamos a fluir de nuevo como cuando iniciamos un nuevo año natural.
Un año con sobresaltos y cosas extrañas en situaciones y actividades en las que ni por asomo te ibas a pensar que podrían hacerte daño a ti o a un ser querido.
Pues sí, ha ocurrido y lo que empezó con gran ilusión, ahora es una triste realidad que me llena de sufrimiento personal porque los que te han hecho sufrir se decían ser tus amigos. Una desilusionante puesta en funcionamiento de un equipo humano en el que se tenían muchas esperanzas y que se ha quedado en "agua de borrajas".
Yo deseo que todo pase, que los ríos vuelvan a fluir por su cauce natural, que se reconozcan errores y situaciones extrañas, que se asuman responsabilidades y, por qué no, se pidan las disculpas oportunas, porque ya se sabe que las cargas son inherentes a los cargos.
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