Manuel Toledo Zamorano
El catecismo de la Iglesia Católica que estudiábamos cuando
éramos pequeños y estábamos en la EGB nos preguntaba: ¿Eres cristiano? Y
seguidamente venía la respuesta: Soy cristiano por la gracia de Dios.
Y así es, Dios es el que desde
nuestra concepción nos envuelve con su gracia para que seamos seguidores de su
primogénito Hijo, Jesucristo. Es Dios mismo el que desde que somos ser humano,
momento inicial de la concepción, nos hace copartícipes del Reino de Dios en la
Tierra y nos impulsa a ser los seguidores de las enseñanzas de Jesús.
El Papa emérito Benedicto XVI en su
libro “La infancia de Jesús” nos decía que ” el ser cristiano implica salir del ámbito de lo que todos piensan y
quieren, de los criterios dominantes, para entrar en la luz de la verdad sobre
nuestro ser y, con esta luz, llegar a la vía justa”.
Analizando detenidamente estas
palabras que definen el ser cristiano constatamos que es una
opción de vida que te obliga a no admitir las cosas porque sí, sino que a la
luz de la Palabra de Dios debes cuestionarlas, interrogarte sobre ellas, alzar
tu voz en los foros adecuados para que eso que no se ajusta a lo que Jesús nos
dijo no continúe haciendo el mal en la sociedad, en una palabra, es una forma
de estar en el mundo que te interpela y no te deja ser conformista con lo que
tienes alrededor.
Asimismo, nos dice el Papa emérito que nos hace “salir de los criterios dominantes”, es
decir, no nos hace conformistas con lo que hay, sino que ante las diversas
realidades que se nos presentan en la vida, nos obliga a sopesarlas y aplicar
el criterio acorde con nuestra fe y que aparece reflejado en la Palabra de Dios,
para así llegar a entrar en la auténtica verdad que es Cristo.
S.S. el Papa Francisco señaló recientemente que “en todo tiempo y en todo lugar son
bienaventurados aquellos que, a través de la Palabra de Dios, proclamada en la Iglesia y testimoniada por los
cristianos, creen que Jesucristo es el amor de Dios encarnado, la Misericordia
encarnada. ¡Y esto vale para cada uno de nosotros!”.
Por
tanto una de las mesas de las que debemos nutrir nuestro cristianismo es la de
la Palabra que en la Eucaristía o en la lectura de la sagrada Biblia nos indica los pasos a
seguir para llegar a alcanzar el Reino de
Dios en la tierra.
Qué buena reflexión.
ResponderEliminarUn saludo, Manolo.
Marcelino Manzano.