martes, 2 de abril de 2013

¿SON BUENAS DOS O MÁS CANDIDATURAS PARA UNA HERMANDAD?

 Manuel Toledo Zamorano    

    A priori, se puede pensar y,  de hecho así lo he pensado y meditado durante años, que sí. Hay opciones diferentes con propuestas distintas para que el hermano pueda elegir. Hay cambios en las personas que puedan estar al frente de la Hermandad. Hay alternancias en el poder. Hay grupos que se crean en torno a una idea y a una persona que los aglutina y así intentan hacer Hermandad. Hay ideas que salen a la palestra pública de los hermanos con visiones distintas y diferentes maneras de concebir una corporación nazarena. Hay, en fin, una cantidad de matices que podríamos ir analizando cuando hablamos de que se presentan dos sensibilidades para llevar a cabo el gobierno de una Hermandad.

     Incluso durante épocas esta forma de concebir el acceso al gobierno de la Hermandad, que todos dicen que debe ser un servicio, ..., ha sido aplaudida por religiosos, incluida la curia diocesana,  que eran partidarios de este "aperturismo de propuestas" ya que se podían alternar ideas opuestas ante una misma realidad que son los hermanos que conforman el censo de la Hermandad.

     Pero yo ante esto me pregunto: ¿Y eso es bueno, en verdad, para la Hermandad? ¿No estamos creando grupos opuestos que lo que intentan es alzarse con el poder de múltiples formas y después "ya veremos"? ¿No creéis que se están creando animadversiones grupales y personales por el mero y simple hecho de estar más a favor de una u otra opción?  ¿No estamos engendrando juventudes que en vez de remar todas a una, lo que hacen es dirigir sus respectivas barcas poniendo trabas a la del contrario?

     
     Creo, sinceramente, que dados los tiempos que corren en los que más que nunca necesitamos ir todos a una, desenmascarar a los que desde dentro intentan echar por tierra nuestra formar de entender la fe en Dios y nuestra manera de hacer Iglesia; es importante compartir ideas y maneras, sentarse a dialogar y no empecinarse en una u otra opción, porque a fin de cuentas todas las opciones proponen ideas muy buenas para la Hermandad.

     A saber, potenciar los cultos y la vida interna de la Hermandad, planificar acciones formativas acordes con el momento histórico en el que vivimos, afianzar la labor de caridad, abrir las puertas de la Hermandad a los hermanos, crear climas de convivencia entre todos, ..., en fin, cosas positivas para la corporación.

     Entonces, ante esta realidad,  yo me pregunto, si esto es así, si las distintas sensibilidades quieren lo mismo, por qué van separadas. No será que el problema radica no en lo que se quiere hacer por la hermandad, sino en la confianza que tenemos en las personas que lo puedan llevar  adelante. No será que lo importante son sólo las personas que pueden estar al frente y no lo que proponen.

     Por tanto, seamos conscientes de esto y tengamos claro que cuando votamos en unas elecciones elegimos no sólo ideas, que son necesarias, sino que fundamentalmente optamos por un grupo humano en el que depositamos toda nuestra confianza y buen hacer.

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