miércoles, 19 de junio de 2013

LA BONDAD DEL SER HUMANO

 
Manuel Toledo Zamorano

Si el hombre y la mujer están hechos a imagen y semejanza de Dios, ¿por qué hay tanta maldad dando vueltas por el mundo?  ¿Por qué hay personas que buscan sólo y exclusivamente el mal ajeno?

   Es cierto y verdad que parece que existiesen seres humanos que son malos por naturaleza porque es imposible catalogar aberraciones, crímenes, situaciones, envidias y un largo etc. dentro de una categoría propia de los hijos de Dios, pero es bien cierto que están ahí y que no podemos olvidar.

   Hay personas que no sólo desean el mal del que a su lado está por envidia, odio, no poseer cosas que el otro posee, creerse superior a la otra persona, considerar una injusticia "su mala fortuna" y "su mala vida", en fin,  tenerse por un desgraciado que no intenta salir de esa situación buscando el bien, apoyándose en los demás sino que se enfrenta a ellos de la forma más vil que pudiera existir: con la envidia y el odio.

   A pesar de esto seguimos pensando que entre todos podemos desterrar este mal de la Tierra, que podemos acudir al lado del que nos tiene envidia y tenderle una mano, que, en resumidas cuentas, es posible construir un mundo como el que Dios nos legó y no como el que estamos haciendo.

   No obstante, las situaciones de la vida te hacen tirar por senderos que pudieran llevar a este bien mundial, pero muchas veces nos encontramos con auténticas murallas de rencor y violencia que nos impiden saltarlas y continuar por los caminos del bien.

   Cuántas situaciones de injusticia y falta de compañerismo se dan en el trabajo, precisamente por esto, por la envidia hacia el puesto de trabajo del otro, por querer saber igual que el que jerárquicamente ocupa un puesto  superior al tuyo y que tiene una gran responsabilidad, por considerarse tan autosuficiente que el no conocer todo lo que lo rodea y controlar todas las situaciones, parece como si le sacara de sus casillas y demostrase su autosuficiencia con la envidia.

   En fin, no quisiera terminar esta breve reflexión pensando que el mal existe y no tiene solución. Creo que no, creo que es posible conseguir entre todos un mundo donde brille la justicia y reine la paz, un espacio en la tierra que se asemeje al que, si Dios quiere, tendremos en el cielo, y así vivir en la paz del que la vida nos dio.

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